Esta entrada de nuestro blog es una transcripción de la predicación del día 28 de julio de 2024. El servicio completo lo puedes visualizar en este enlace. Dios te bendiga.
Nos da mucho gusto verles y qué bueno que es el primer domingo de agosto porque es culto unido, ¿verdad? Y estamos llenos. Así que le voy a invitar a que salude a quien tenga a su lado o por atrás. Ahora sí que donde usted voltee hay alguien. Algunas veces, por estar en dos horarios, parecemos menos.
Hoy vamos a iniciar una nueva serie de mensajes que hemos estado preparando: Dios de Milagros. ¿Cuántos creen que tenemos un Dios de Milagros? A lo largo de estas semanas, vamos a ver a Dios moverse en dos áreas: en nuestra necesidad y en nuestro corazón. Al terminar esta serie, habremos pasado por un proceso en que el Señor se va a manifestar.
Quiero invitarles a leer los primeros versículos de la Biblia en el libro de Génesis, capítulo 1, versículos del 1 al 3. Lo leemos juntos y dice:
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: ‘Sea la luz’; y fue la luz.»
Padre, aquí estamos, Señor, delante de ti. Te damos gracias porque nos permites estar en tu casa. Vamos a escuchar tu palabra y te pido, mi Dios, que tu Espíritu Santo sea el que hable a cada uno de nuestros corazones. En el nombre de Jesús. Amén.
Puede tomar su lugar, por favor.
Dios de Milagros.
Hoy comenzamos con el primer capítulo de nuestra serie, titulado Natural y Sobrenatural. Vamos a definir según el diccionario los términos que vamos a usar hoy. Dice el diccionario que lo natural es lo perteneciente o relativo a la naturaleza, y lo sobrenatural es algo que excede los términos de la naturaleza. Lo natural tiene límites, tiene términos, tiene condiciones. Hay leyes que rigen la naturaleza. Lo sobrenatural excede los términos, excede los límites. También el diccionario dice que lo sobrenatural es algo que es sobrehumano, divino o celestial.
Todo lo que sale de los límites de lo natural es donde Dios le gusta moverse. Fuera de nuestras posibilidades, fuera de nuestro alcance, fuera de nuestro dominio, ahí es donde el Señor se mueve. Leíamos ahorita los primeros versículos del libro de Génesis donde dice:
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía. Y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: ‘Sea la luz’; y fue la luz.»
La historia bíblica comienza con estos versículos muy sencillos donde vemos a nuestro Dios que es capaz de crear algo de donde no hay nada. Esto, mis hermanos, es un milagro sobrenatural porque rompe toda ley que dice que la materia no se puede crear, la energía no se puede crear, solo se transforma. Pero tenemos un Dios que de la nada puede crear un universo infinito. A través de la creación, dice el apóstol Pablo a los romanos, que podemos ver las cosas invisibles de Dios.
Mire, un Dios invisible nos muestra su eterno poder y su deidad a través de la creación. ¿Cómo podemos ver su eterno poder? Han echado un ojo, hermanos, a las fotos que lanzan los telescopios. Es impresionante el tamaño, las distancias, la belleza, ¿verdad? Esa belleza, ese poder eterno de Dios, dice Pablo, del Dios invisible se muestra a través de su creación.
A partir de la nada, Dios puede crear un universo donde hay galaxias infinitas, constelaciones, astros, cometas, estrellas innumerables. Y dice David en el Salmo 147 que a cada una de esas estrellas Dios la conoce por su nombre, porque él la creó. Así que el poder de un Dios invisible se muestra a través de la creación. Un acto sobrenatural de Dios, de poder crear algo tan grande, partiendo del desorden y del vacío, crear algo con tanta forma, con tanta exactitud, cada elemento está cuidado, cada ley del universo, porque tenemos un Dios que está lleno de sabiduría y lleno de conocimiento para crear leyes.
Entonces, no había nada, había desorden y vacío, pero dice la palabra de Dios que ahí estaba el Espíritu de Dios moviéndose. Y cuando el Espíritu de Dios se mueve, suceden cosas sobrenaturales. La creación es un milagro de Dios, es una obra de poder de Dios a través de su Espíritu. Y después vemos un elemento importantísimo que hace la diferencia en la creación, que es el milagro de la vida.
El milagro de la vida es igual de asombroso que las estrellas, las galaxias, las constelaciones. Al igual de asombroso es que usted y yo tenemos un corazón aquí adentro que, con electricidad, late y no para de latir. Nadie lo comanda, ¿verdad? Podríamos juntar las mismas células que componen el tejido del corazón, pero nunca lo podríamos hacer latir porque la vida es un milagro.
Dice la palabra de Dios que el Señor hizo al hombre y lo formó del polvo de la tierra con sus manos, pero aunque el hombre estaba formado, solamente eran elementos de la tabla periódica, hasta que el Señor decide darle vida. ¿Recuerda usted cómo le dio vida el Señor al ser humano? Con el soplo de su Espíritu, con el ruaj de Dios, que es el Espíritu Santo. Así que cuando el Espíritu Santo actúa en la Biblia, empiezan a suceder cosas sobrenaturales.
Cuando el Espíritu de Dios se mueve, un cuerpo que solamente es carbono, hidrógeno, oxígeno, los elementos, fósforo, nitrógeno, azufre, cuando llega el Espíritu de Dios, ese corazón empieza a latir, y esa sangre empieza a circular por el cuerpo, y empieza a ser limpiada por los riñones, y el hígado trabaja, y el cerebro tiene impulsos eléctricos que mueven a todo el cuerpo. Es un milagro, hermanos, de la vida. ¿Cuántos dicen amén? Y ese milagro viene del mover del Espíritu Santo. Dios puso eternidad en el corazón del hombre al poner aliento de vida, al poner su espíritu en el corazón del ser humano.
En determinados momentos de la Biblia, con determinados personajes, vamos a ver que el Espíritu Santo desciende sobre ellos, y cuando descienden, esas personas salen de lo natural y entran a un nivel sobrenatural. Vemos a un hombre llamado Sansón, un joven que cuando el Espíritu de Dios venía sobre él, Sansón tenía una fuerza sobrenatural, sobrehumana.
Dice la Biblia en Jueces capítulo 13, versículo 5 y 6:
«Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnath, y cuando llegaron a las viñas de Timnath, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león, como quien despedaza un cabrito sin tener nada en su mano.»
En lo natural, ese león puede vencer a Sansón y puede vencer a cualquier persona, pero en lo sobrenatural, Sansón recibe fuerzas del Espíritu Santo y es capaz de despedazar, dice la Biblia, a ese león como si se tratara de un cabrito. ¿Cuál fue la diferencia, hermanos? El Espíritu Santo. Cuando llega el Espíritu Santo, ese hombre común recibe fuerzas del cielo, y sus límites naturales se exceden porque ahora está el Espíritu Santo sobre él.
Así como ese león que un día atacó a Sansón por el camino, así hay un león que siempre está rugiendo, buscando a quien devorar. Dice la palabra de Dios que el diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar, tratando de destruirnos con enfermedades físicas, con enfermedades mentales. Nos ataca con adicciones, nos ataca con depresión, con ansiedad, viene y ataca nuestro matrimonio, viene y se mete con nuestros hijos, viene y destruye nuestra economía, y estamos llenos de problemas, y a veces no nos damos cuenta que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino son poderosas en Dios para destruir fortalezas, argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, dice el apóstol Pablo.
Se nos olvida, hermanos, estamos siendo atacados por leones en nuestro hogar, en nuestra salud, en nuestro matrimonio, en nuestro trabajo, y se nos olvida lo que Zacarías le dijo a Sorobabel cuando iban a librar una batalla:
«No es con ejército, no es con fuerza, sino con mi espíritu, dice Jehová de los ejércitos.»
Sansón no tenía ninguna posibilidad contra un león, y sabe que usted y yo, en lo natural, no tenemos ninguna posibilidad cuando Satanás viene a atacar nuestra vida y viene a atacar a nuestros hijos, nuestro matrimonio, nuestro trabajo y nuestra salud. Pero en lo sobrenatural, hermanos, cuando viene el Espíritu de Dios, cuando estamos llenos del Espíritu de Dios, ese león no tiene ninguna oportunidad contra los ungidos del Señor.
Conclusión
La culpa es una carga que no debemos llevar solos. Jesús nos ofrece la libertad de todas nuestras culpas, permitiéndonos vivir una vida plena y abundante en su amor. No permitas