La Fe: Un Regalo de Dios
La fe es un regalo de Dios a través del cual Él nos da la capacidad de creer en su voluntad y su inmerecida gracia. Dice en Hebreos 11:1: «Ahora bien, la fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven.» Podemos sentir a Dios aunque no lo veamos. Podemos confiar en él y depender de él.
Las adversidades de la vida prueban la fe en todo momento. La vida, se sabe, está llena de altibajos. Es en ese momento cuando más necesitamos a Dios y sabemos que Él está con nosotros. Como nos dice en Isaías 41:10: «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.»
La fe es lo que nos sostiene. Nos eleva más allá de todo sentido de nosotros mismos y nos dice que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Romanos 8:28 dice: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»
Crecer en nuestra fe
Debemos crecer en nuestra fe al orar, leer la Biblia y socializar con otros creyentes. La iglesia es un lugar que nos nutre y nos brinda la oportunidad de crecer en nuestra fe. Pero ahora me gustaría hacer esto con la ayuda de una anécdota.
Había un hombre que estaba pasando por una dura lucha en su vida. Estaba tan deprimido que, a pesar de llorar pidiendo ayuda, no quedaba ni un ápice de esperanza en su mente. Entró en una iglesia para rezar en uno de esos días. En realidad, fue capaz de sentir una atmósfera de paz con un fresco soplo de esperanza en su interior mientras rezaba allí. Dios escuchó sus oraciones y le dio fuerzas para vivir.
Encuentra la fuerza en Dios
Todos tenemos la fuerza de Dios como la tenía este joven. Dios está con nosotros, cada minuto de cada día, todos nosotros. Nunca nos abandona.
Conclusión
Me gustaría decir al salir: mantener la fe viva y fuerte. Pon toda tu fe en Dios y vete por el camino que Él tiene preparado para ti. Recuerda, con Dios todo es posible.
Que Dios te bendiga y esté contigo siempre. Amén.
Si vives en Culiacán, ven a nuestra iglesia para unirte a la comunidad. ¡Te recibimos con los brazos abiertos!